Don Juan de Dios Restrepo le rentó esta casa al notable escritor en las afueras del pueblo de esa época donde corría el año 1895 y Jorge Isaacs se encontraba muy enfermo pues el paludismo de Dagua ya lo tenía invadido.
Piensa en su muerte, sin embargo llevaba la vida sobre el deseo de vivir con Cervantes: rodeado de paisajes amenos en el río Combeima, leía a Plutarco y Macaulay.
Isaacs fue un sereno espectador de su propia muerte sucedida en los primeros días del mes de febrero de 1895, su velación o posible agonía culminó en el palacio episcopal.
Actualmente la casa donde habitó Jorge Isaacs ubicada vía Llanitos está bajo el cuidado de personas particulares, su arquitectura tiende a desaparecer por el estado en que se encuentra.